Que la circulación de oestes en el Atlántico ha recuperado el pulso desde hace más de un mes no es noticia ya estas alturas. Las precipitaciones están siendo muy abundantes en algunas regiones del país, sobre todo en el noroeste, pero también estamos asistiendo a la llegada de temporales de viento e incluso nevadas muy copiosas en los sistemas montañosos. Pero una de las consecuencias más espectaculares de las borrascas atlánticas profundas son los temporales marítimos.
Los vientos huracanados que las borrascas van desplegando sobre amplias zonas del Atlántico Norte, van presionando la superficie marítima, transfiriendo la energía en forma de olas cada vez más altas. Algunas de las borrascas están consiguiendo desplegar una energía tan poderosa que genera olas de 10m en alta mar.
Parte de esa energía alcanza nuestras costas, con avisos activados de nivel naranja por fuertes oleaje.
La energía en la atmósfera y en el océano se mueven a velocidades muy distintas. La energía en la atmósfera cambia de una forma más rápida, pudiendo pasar en cortos periodos de tiempo de un estado a otro. Más frío a más cálido, más inestable a estable, haciendo que los pronósticos sean más complicados.
En cambio, en el agua las cosas no funcionan igual. La energía que los vientos, es decir, la atmósfera transfiere a la superficie marítima, evoluciona de una forma más lenta. Una borrasca puede desplegar su fuerza y debilitarse, o casi desaparecer, pero la energía que sus vientos han transferido al océano puede recorrer cientos, o miles de kilómetros durante días, para alcanzar, por ejemplo, nuestras costas, cuando la borrasca y sus vientos ya no existen.
Es el llamado mar de fondo. Es algo parecido (salvando las grandes diferencias físicas del proceso y la evolución temporal) a lo que sucede con las temperaturas en la superficie marítima, cambiando su estado de una forma más lenta y progresiva, a diferencia de lo que ocurre sobre la superficie continental, o sobre la propia atmósfera. Después de un verano muy cálido, el mar Mediterráneo se va enfriando poco a poco, aunque las temperaturas en la atmósfera pudiesen descender de una forma más rápida.
Es por esta evolución más lenta y progresiva, por lo que es más fácil pronosticar la llegada de un temporal marítimo o cuando va a remitir. Es uno de los pronósticos más sencillos de hacer en esta ciencia, incluso con varios días de antelación.
Después de soltarte todo este rollo te voy a enseñar la evolución prevista en el Atlántico Norte para los próximos días. Como he dicho al principio, será toda una aventura estar en medio del Atlántico Norte en las próximas jornadas.
Las borrascas son muy profundas y despliegan vientos huracanados. Esas isobaras tan juntas lo delatan.
Las profundas borrascas atlánticas van a desplegar olas de más de 10 m durante esta semana. Una parte de esa energía alcanzará nuestras costas, aunque no con unas alturas tan importantes.
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Esta entrada fue modificada por última vez en martes, 22 noviembre 2022 - 10:58 10:58
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