La actividad silenciosa pero destructiva del Krakatau
Las erupciones que se observan en las imágenes que nos llegan a través de las redes, muestran la cantidad de energía que la caldera está liberando, pero además los movimientos de tierra bajo el agua que han sido capaces de provocar el Tsunami, delatan una importante actividad, alimentada por una falla muy activa.
La energía que ha liberado bajo el agua para provocar el devastador Tsunami, sin registrarse un terremoto importante, ni tampoco una erupción explosiva o desprendimiento de las paredes exteriores de la caldera, (los estudios más recientes indican que parte de las paredes del volcán se han desprendido, causando el Tsunami) me hacen pensar que aún no hemos asistido al peor de los escenarios que el Krakatau puede provocar. Las autoridades locales expresan que no se esperaban un Tsunami de tal magnitud, al no registrarse una gran explosión en la caldera o terremoto importante. Pero el Krakatau ha traído la devastación sin hacer mucho ruido, desplazando en una o varias pulsaciones submarinas, una importante masa de agua que arrasó las costas cercanas.
La erupción que espero del Krakatau es de un alcance mayor. Con el paso de las semanas y el aumento de su energía, el hijo del Krakatoa nos está mostrando que ya está preparado para comenzar a seguir los pasos de su padre. La peor parte se la llevan las poblaciones más cercanas a la caldera, pero al igual que hizo su padre en 1883, una erupción cataclísmica del Krakatau puede provocar un cambio en las condiciones climáticas de todo el planeta, al alcanzar con sus cenizas la estratosfera y bloquear parte de la radiación solar. Es algo que ya ha sucedido muchas veces a lo largo de la historia de la humanidad y a lo que tarde o temprano nos tenemos que enfrentar.
No es algo nuevo, los Romanos se tuvieron que enfrentar a un aumento de las erupciones volcánicas explosivas y a un deterioro de las condiciones climáticas abrupto, con periodos de intenso frío, lluvias torrenciales y en general a un clima más extremo, después de vivir el conocido como periodo Cálido Romano. Lo mismo sucedió al término del Optimo Medieval con la Pequeña Edad de Hielo. Nosotros no seremos los primeros ni los últimos que tengamos que adaptarnos a los cambios que se producen en la tierra, una veces de forma progresiva y otras de forma abrupta, del mismo modo que en una escala temporal más reducida, pasamos del tiempo anticiclónico a inestable de una forma más o menos brusca.
Los cambios observados en la actividad solar en los últimos años que hace pensar a muchos científicos que podemos estar entrando en un nuevo Mínimo de Maunder, no hace más que aumentar las sospechas de que el sol puede estar detrás de los cambios que estamos comenzando a observar y que creo van a ir a más.
Miedo, no, pero sí mucho respeto debemos de tener a la madre naturaleza de la que somos parte y no dueños. El miedo paraliza, pero el respeto hace que adoptemos medidas de adaptación más efectivas. Si aprendemos del pasado y dejamos de pensar que porque tengamos más tecnología, estamos más protegidos de lo que se repite de forma cíclica, estaremos más preparados para afrontar el Cambio Climático Abrupto.
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