Los modelos numéricos meteorológicos nos confirman que esta semana vamos a volver a ver temporales atlánticos importantes en el noroeste de la Península, con nuevas lluvias y vientos muy intensos.
Pero la mirada la tenemos puesta a una escala mayor y a una altitud estratosférica, en busca de movimientos más contundentes que afecten a la mayor parte del país.
En concreto, estamos buscando el frío y la nieve que vistan con el traje que le corresponde a esta época invernal.
Pues de cara al arranque de este año 2023 seguimos observando un calentamiento en la estratosfera que el modelo GFS ha vuelto a incrementar en las últimas actualizaciones.
Observa como en una zona de la estratosfera donde las temperaturas deberían estar por debajo de los -60°, tendremos registros en torno a los –15°.
El nombre de calentamiento súbito estratosférico se debe a la rapidez con la que se elevan las temperaturas en esta parte tan alta de la atmósfera. En ocasiones, podemos pasar de valores de -60° a positivos en muy poco tiempo.
El vórtice polar se mueve como pez en el agua confinando el aire frío en latitudes árticas cuando precisamente el frío reina, tanto en su parte estratosférica, como troposférica (más baja) a lo largo de su estructura. Cuanto más frío y compacto está, mejor confina el aire frío en latitudes árticas.
Pero si se produce una transferencia de energía desde la parte más baja de la atmósfera, la troposfera, hacia la estratosfera, la estructura del vórtice polar en esta parte de la atmósfera comienza a tambalearse y a desestabilizarse, provocando, en ocasiones, un efecto dominó que deja escapar el aire frío hacia latitudes medias.
Podemos decir que se rompe y, como un enorme contenedor de aire frío, lo deja escapar.
Pero para que esto suceda, el calentamiento estratosférico tiene que ser contundente y ser capaz de poner en aprietos la estructura del vórtice polar, tanto en su parte estratosférica, como en la troposférica.
Además de estos posibles calentamientos de la estratosfera a inicios de año, tenemos que vigilar que los índices de AO y NAO confirmen el descenso que se comienza a ver, aunque de momento es muy progresivo.
Otro punto que también estamos vigilando es la posibilidad de que los bloqueos en latitudes altas continúen a inicios de año.
Según la mayoría de escenarios del modelo GFS, para inicios de enero los bloqueos anticiclónicos o burbujas cálidas podrían estar dominando latitudes árticas, lo que obligaría a las masas de aire frío a descender a latitudes medias.
Pero estamos analizando la posible composición de la atmósfera a plazos muy lejanos y con un grado de fiabilidad muy bajo.
De momento, no tenemos ningún dato sólido encima de la mesa para hablar de cambios interesantes que nos traigan el frío y la nieve, pero algunas cositas se ven.
Seguiremos vigilantes y volveremos a informar.
Un abrazo.
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Esta entrada fue modificada por última vez en martes, 27 diciembre 2022 - 11:08 11:08
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